Ahí están, justo donde los dejamos,
Plasmados en el suelo, tatuados en mí ser,
En el aire aun se escuchan los suspiros,
En el silencio el aroma de tu cabello,
En el alma no hay otra, solo tú,
Los lugares de aquellas poesías,
Aquellas que se convirtieron en momentos
Esos recuerdos inherentes, justo esos,
Se hicieron blandir en mi ser,
Y al regresar aquel lugar, llegó,
Se hizo sentir ese maldito homicida
Se hizo sentir el dolor de tu olvido
Por: Martín Pérez Ramírez
No hay comentarios:
Publicar un comentario