Mi aliento gélido y agonizante,
Entre el grito ahogado de un te amo,
¡Que esperas! Libérame de mi encierro,
Dame el honor de tocar tu alma,
¡Ven a mí! Que mis garras no podrán dañarte,
Envuélveme en tus celestiales alas
¡Date prisa! Fallezco a cada segundo,
Extiende mis días con la melodía de tu voz,
Dame el don de ver mas haya de mis ojos,
Obséquiame lo mejor del mundo, eso que solo tienes tu,
Bendice mi infierno con la luz de tu mirar.
Por: Martín Pérez Ramírez
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